viernes, 20 de septiembre de 2013

Once letras muy importantes para la ciencia

He comenzado, como bálsamo relajante antes de acostarme, la lectura de un libro singular: El universo para Ulises (Planeta; idóneo nombre el de la editorial para este título), del escritor y humorista Juan Carlos Ortega. Un libro de divulgación científica de Ortega (autor de Cuentos para Ulises) no puede ser un libro de divulgación más. Con sus defectos, que los tendrá, será sin duda una obra rara, excepcional. En este caso va dirigido especialmete a los niños (Ulises es el hijo de Juan Carlos Ortega y en él precisamente ha pensado el autor; en el libro, el padre se propone explicar a su hijo qué sabe la ciencia sobre el universo, desde la inmensidad de las galaxias a la intimidad de la materia, del "universo intuitivo" al "universo incomprensible"), pero el libro hará gozar a todo tipo de público sensible y curioso, y será muy útil a maestros y profesores de secundaria. Dice Ortega (fascinado por divulgadores clásicos como Sagan y Asimov) que su libro es consecuencia de dos historias de amor: el antiguo, gigantesco y asombroso universo que "pese a su aparente frialdad, es capaz de generarnos extrañísimos sentimientos de afecto"; y el amor a su hijo Ulises, a quien desea explicar el universo. Amablemente, los grandes protagonistas de la historia de la ciencia se nos van presentando en este recorrido por el universo del que, humildemente, formamos parte: Aristarco de Samos, Aristóteles, Ptolomeo, Copérnico, Galileo...

Ortega dibuja con ladrillitos la palabra generalizar, once letras muy importantes para la construcción del conocimiento científico. Esencial para entender la ciencia. La generalización, dice, "es, tal vez, la herramienta más poderosa que manejan los científicos para avanzar en la comprensión del universo", acción intelectual propia del método que emplean los científicos para aproximarse al conocimiento de la realidad. El caso es que, a pesar de la crítica de Hume a la inducción (procedimiento mental  mediante el cual obtenemos un enunciado general a partir de la observación de casos particulares), generalizar es imprescindible, fructífero, para ese cuerpo de conocimientos en continua construcción que es la ciencia. Hans Reichenbach, positivista  lógico, uno de los más importantes filósofos de la ciencia de las primeras décadas del siglo XX (etapa revolucionaria para la física), consideraba la inducción como una apuesta. Sin duda, pensaba, la mejor de las apuestas para la ciencia.


[Nota: de REICHENBACH dijo nuestro joven filósofo Ramiro Ledesma Ramos (de malograda carrera intelectual por los trágicos acontecimientos de 1936): "todo el mundo sabio ha concedido a Reichenbach la categoría más alta, y nadie pone en duda que es uno de los filósofos (con Bertrand Russell y Meyerson) que han comprendido en toda su íntegra majestad la física de Einstein"; en "Bertrand Russell: Análisis de la materia", Revista de Occidente, Madrid, 1929.]




viernes, 6 de septiembre de 2013

Sorpresa en Viso del Marqués

Regresábamos a finales de agosto de nuestras intensas vacaciones por el norte cuando decidimos parar un rato para estirar las piernas. Pero pensé, resistiéndome a dar por finalizado un largo viaje de descubrimientos paisajísticos y artísticos (alguno gastronómico también),  por qué no dar un breve paseo por la manchega localidad de Viso del Marqués, de la que tenía algunas referencias a través del programa de radio de Pepa Fernández, No es un día cualquiera, donde mi abuela Dolores fue maestra en su juventud. La decisión no pudo ser más acertada, pues lo que iba a ser un pequeño descanso se convirtió en una de las visitas más interesantes de mis vacaciones.

Impresionan en este pueblo de Ciudad Real próximo al paso de Despeñaperros (puerta de Andalucía cuando se viene del norte) su antigua iglesia (con gran cocodrilo en sus paredes, el "lagarto del Viso"), del siglo XV, y el magnífico Palacio del Marqués de Santa Cruz, obra maestra e ineludible del arte italiano en España. Este marqués no es otro que Álvaro de Bazán, invencible marino del XVI.

[Salón del Palacio del Viso; fuente de la imagen aquí]

El palacio es una verdadera maravilla, con frescos que dejan perplejo nada más atravesar el umbral del mismo. En este momento, antes de pasar al imponente patio central, se da uno cuenta de que la parada y la visita merecen la pena; se dispone uno a contemplar algo sin duda extraordinario. El Palacio fue construido en la segunda mitad del siglo XVI por encargo de don Álvaro de Bazán ("lo construyó en el Viso porque pudo y porque quiso", bromean los viseños) y es de estilo italiano, del "cinquecento". Su principal artífice fue Juan Bautista Castello, conocido como "el Bergamasco", dado su origen. Destaca sobremanera por su belleza interior, con pinturas al fresco de enorme valor. Se afirma que constituye el conjunto pictórico español en que mejor y en mayor cantidad, con indiscutible diferencia, se encuentra representada la mitología clásica. Nos lo creemos después de la visita. Curiosamente, en estas tierras manchegas, en este bellísimo Palacio del Marqués de Santa Cruz, se encuentra el Archivo Histórico General de la Marina, en homenaje al insigne almirante don Álvaro de Bazán. Digamos también que en este palacio se ha rodado, entre otras, la simpática y entretenida película El rey pasmado:



Pero no sólo se concentra mucho arte e historia en este pequeño pueblo manchego, sino que otra sorpresa mayúscula fue descubrir un más que interesante Museo de Ciencias Naturales, con secciones y colecciones organizadas con muy buen criterio. ¡Qué maravilla hallar algo así en un pueblo español! Algo de lo que carecen muchas ciudades de nuestro país. El milagro lo hacen posible los miembros de la Asociación Viseña de Amigos de la Naturaleza (AVAN). Es gratuito y merece detenerse en él un buen rato, por ejemplo antes de gozar con el majestuoso Palacio.

En este humilde pero interesantísimo Museo de Ciencias Naturales encontramos secciones de fauna, botánica, geología, entomología, paleontología y micología. La actividad del museo no se limita a la exposición permanente de fósiles, minerales, conchas, etcétera, sino que se organizan cursos, conferencias y unas veteranas jornadas micológicas. Viso del Marqués fue una sorpresa, y su Museo de Ciencias nos causó gran admiración. Recuerdo imborrable al término de unas provechosas vacaciones.

 [Museo de Ciencias Naturales de Viso del Marqués. Procedencia de la Imagen aquí]